La crisis de Mondomarine, una de las realidades históricas y entre las más importantes de la industria de la construcción naval, ha sufrido un cambio con el enjuiciamiento de inicio en el interrogatorio de la alta dirección de la empresa. Ayer por la mañana en Savona, ante los titulares de la investigación, Vincenzo Carusi y Ubaldo Pelosi, se presentò el ingeniero Giuseppe Dilorenzo, CEO de la compañía para responder primero a las disputas de los magistrados. Los delitos objeto de investigación por el fiscal son los de la quiebra, en detrimento de Mondomarine Spa, uso abusivo de crédito mediante la presentación de facturas de operaciones inexistentes, fraude, falsificación de la contabilidad para los años 2014, 2015 y 2016 y malversación de fondos de la contabilidad de la empresa.
Los magistrados han mantenido hermetismo total sobre el contenido del interrogatorio, limitándose únicamente a confirmar que en los próximos días serán escuchadas otras personas vinculadas al caso judicial, como Alessandro Falciai, presidente hasta hace un año Mondomarine y Roberto Zambrini, un accionista minoritario.
Que la profunda crisis económica del astillero también había sufrido un pliegue judicial, ya se habìa entendido hace una semana, cuando los jueces habían enviado a la policía financiera de Savona en en los astilleros y en las oficinas de Milán, Savona y Pisa de Mondomarine. La investigación, que condujo a la incautación de una gran cantidad de material de la empresa, fue fundada sobre la base de ciertas reclamaciones de los clientes de los astilleros que se sintieron engañados porque nunca llegaron a ver la finalizaciòn de la construcción de yates de lujo para los que habían pagado grandes anticipos.
Estamos hablando de decenas de millones, que habrían terminado, de acuerdo con la hipótesis de la investigación, en varias capacidades en los bolsillos de los sospechosos.
La investigación de la fiscalía de Savona se insinúa, complicandola, en la crisis que desde hace tiempo agobia a la empresa de Savona en riesgo de quiebra. Una gran crisis que provocó el despido de 57 empleados del astillero de Savona y 33 del astillero de Pisa. Despidos que expirará el próximo 22 de enero. El destino de Mondomarine, y de las familias de los empleados, por lo tanto alarga la sombra de la quiebra y el consiguiente despido.
Mientras continúan las investigaciones de la judicatura, y durante los próximos días se planifican más interrogatorios, en el lado industrial, algunas nubes parecen estar disminuyendo gracias al interés de dos compañías. El primero en presentarse fue el astillero Palumbo Group, que la semana pasada firmó un contrato de arrendamiento de seis meses para una unidad de negocios de Mondomarine, asegurando por el momento la continuidad del negocio, incluso si solo cuenta con nueve empleados.
Y es esta vez más una buena noticia, una realidad importante, y geográficamente más cerca de Mondomarine, el Alfa Shipyard de Varazze, ha presentado una «manifestación de interés» para la adquisición del astillero en Savona, que es el hogar de la mayor parte de los trabajadores.
En resumen, si a nivel judicial las nubes parecen muy oscuras, en esa compañía se avecina una seria señal de solución.