Familias que navegan se encuentran muchas en giro por el mar. Pero la que està compuesta por James Burwick, escalador y marinero profesional, y Somira Sao, su esposa, es especial. En primer lugar, los niños son tres, y no uno o dos, como ocurre de ver con más frecuencia: Tormentica, la más grande, Raivo Max, y Pearl, la menor , que nació en el 2012. Decidieron no navegar en latitudes tropicales si no en el hemisferio australiano. Y su barco no es un cómodo Hallberg-Rassy, si no un Open de competiciòn de 40 pies, diseñado por Finot y Conq, llamado Anasazi Girl.
James primero circunnavegó el globo solo, hacia el este, a continuación, y a partir de 2011 también su familia subiò a bordo. Tormenta (¿cómo se hace a no adorar el nombre?) Tenía dos años y Raivo nueve meses al comienzo de los largos viajes que llevaron Anasazi Girl desde el Maine a Francia, luego a Sudáfrica a través de Cabo Verde y finalmente, en el largo pasaje del ocèano Indico al sur de Australia y Nueva Zelanda. Durante estos ultimos viajes Somira ya estaba esperando la última hija, Pearl. Para ella destete en tierra y luego una experiencia bastante fuerte: la salida de Auckland a cabo de Hornos, con el palo roto después de tres semanas de navegaciòn a 300 millas de la costa de Chile, sucediò hace dos años, en marzo del 2014. Desde entonces la familia Burwick está en tierra, dedicada a la recuperación del palo tratando de no gastar demasiado, y en la exploración de la isla de Navarino junto a los niños.
La decisión de criar a los niños en el barco es difícil y controvertida: con quienes van a socializar los pequeños? ¿Cómo van a la escuela? ¿Es correcto imponerles una forma de vida tan extrema y diferente? Preguntas a las que es justo que cada uno de una respuesta personal y bien pensada, y a la cual James y Somira respondieron con seguridad: «Poder vivir en el mar navegando es un gran dono para nuestra familia.» Deben prestar atención a la seguridad, limitar en gran medida las salidas a la banera de los niños mientras se navega (también por el tipo de embarcación que han elegido), y sostener los ritmos y presiones poco faciles en las largas travesías oceánicas. Pero seguen haciendo hincapié en la calidad del tiempo que la familia puede pasar juntos, sin preocupaciones de orarios ni trabajos, llevando una vida sencilla en la que cada uno está realmente presente para los demás en todo momento.
Somira describe la vida de los niños a bordo como muy similar a la de la tierra: altas y bajas, algunos momentos dificiles, con juegos como la búsqueda de peces voladores o calamares en la cubierta …Y parece que una de las primeras frases que Raivo aprendiò a pronunciar durante el pasaje de Sudáfrica a Australia fue «Wow qué golpe!”…
Mientras que James piensa al barco, Somira se ocupa en primer lugar de todos los niños, incluso en navegaciòn, pero también de documentar todas las aventuras de Anasazi Girl y su familia haciendo fotografias. Las fotos publicadas son todas suyas, y se encuentran otras en el blogs que tienen a bordo – anasaziracing.blogspot.it