Escuchando la Boeing, que lo ha creado, este objeto debe reescribir las reglas de la investigación submarina, por no hablar de las posibles futuras implicaciones militares. Es un drone submarino largo un poco más de 15 metros, con una autonomìa de seis meses. Se llama Echo Voyager, es empujado por un motor eléctrico híbrido y no necesita un barco de apoyo para ser lanzado.
La profundidad a la que se puede descender a 3.300 metros y es el resultado de un trabajo de investigación de muchos años de la Boeing a conducción autónoma, sin la presencia humana a bordo. La industria aeroespacial ya había puesto en marcha el Echo Ranger y el Echo Seeker, largos respectivamente siete y diez metros, pero los cuales sólo tenían unos pocos días de autonomía.
Su aplicación básica es la capacidad de recoger datos a grandes profundidades en todos los mares y, a continuación, una vez alcanzada la superficie, transmitirlas a su base operativa. Las primeras pruebas operativas del Eco Voyager se realizarán este verano en lo largo de las costas de California.