Si piensan que comprar un barco nuevo es más seguro que comprar un barco usado, están muy equivocados.
Aún así sucede, por desgracia, que el depósito dado por los armadores para la compra de un nuevo barco se «evapore» y que el objeto de nuestro deseo, el barco que anhelamos de hace mucho tiempo, no se materialize el día esperado para el lanzamiento
Un triste acontecimiento que puede suceder con cualquier imbarcaciòn adquirida, superyates semirrìgidos, veleros y lanzaderas están todos unidos por este posible y desafortunado destino y la reciente grieta de Mondomarine, en la que el poder judicial inició la investigación del caso, confirma inequívocamente la posibilidad de un riesgo concreto.
La recuperación está confirmada, las ventas de barcos, tanto en Europa como en el extranjero, han comenzado a ser numerosas para gran alegría de los armadores y astilleros, y es precisamente en este momento de gran recuperaciòn, de optimismo colectivo que debemos prestar más atención porque la estafa está a la vuelta de la esquina y nosotros, deslumbrados por el deseo de navegar, somos una presa fácil.
Afortunadamente para los armadores no es tan difícil de averiguar si el astillero al cual estamos comprando nuestro querido barco, es parte de ese grupo de empresas, que aunque si logrò superar el golpe de la crisis, es un astillero fiable, o si es parte de ese grupo de «sinvergüenzas» que piensan que el cliente debe financiar sus negocios, o lo que es peor, no ven la hora de conocer a un armador ingenuo.
No profundizar también es incorrecto e injusto para todos los astilleros que desde siempre, fabrican y venden embarcaciones para nuestra satisfacción, y que con dificultad, han soportado la crisis incluso poniendo dinero de sus bolsillos, a fin de no descontentar a sus clientes.
No lo merecen y la competencia de las empresas sin un criterio mínimo de solidez financiera, es sin duda una forma de «competencia desleal», que también perjudica a los astilleros y armadores que, inevitablemente, terminan pagando por otros.
He aquí una serie de sugerencias que nos ayudarán evitar ser engañados.
1) Aprender a tomar información del mercado
El mercado de la náutica adora charlar, pregunten a los operadores, a los electricistas, a los motoristas y los concesionarios de la competencia. Si un astillero falla, no paga a sus proveedores, la entrega se retrasa, estamos en presencia de un riesgo muy alto. Informarnos es nuestro derecho y debe ser ejercido.
Si muchas personas hablan mal sobre un astillero, existe una cierta probabilidad de que exista un peligro al comprar una embarcaciòn.
El término one-off (o custom) no debe indicar que el astillero está ocupado con la construcción de su primer modelo, su primer barco. Esta definición es a menudo un truco utilizado por aquellos que venden para justificar el hecho de que tiene poca o ninguna experiencia, si lo escuchas, tu siguiente pregunta debe ser: «¿cuántos barcos has construido hasta la fecha?». Seguro que hay astilleros que solo hacen barcos personalizados o barcos únicos construidos a pedido del propietario, pero son tan famosos y conocidos que no hay riesgo de confundirlos con aquellos que están improvisando.
3) La diferencia entre la marca registrada y el nombre de la compañía
El hecho de que una marca haya estado en el mercado durante décadas no siempre significa que la compañía que la comercializa sea igualmente longeva. Existen en el mercado marcas gloriosas y bien conocidas que ocultan una historia de fracasos y «cambios de propiedad» que servieron sólo para hacer perder dinero a los armadores que, imprudentemente, habían confiado sus depósitos y que no han visto ni en fotografías el barco que habían comprado.
Por supuesto, hay muchos casos de astilleros salvados por nuevos accionistas que afortunadamente han podido recaudar las fortunas del astillero adquirido, pero es suficiente una mirada a la cantidad de capital social para distinguir entre «bueno» y «malo». Entonces, informémonos, este es un punto muy importante.
4) Desconfiemos del término «ocasión»
Sí, tenemos suerte, pero, hagamos una (gran) pregunta cuando un vendedor usa la palabra «ocasión». ¿Puede ese barco costar tan poco? ¿Es posible que tenga que cerrar el contrato por la fuerza hoy sin tener tiempo para informarme sobre el estado de la empresa? Es posible que yo, que entrè aquí por casualidad, sea el único armador en el mundo que, en lugar de batallar en una lista y sobre el descuento relativo, haya tenido tanta suerte de encontrar este barco, cuyo comprador anterior ya no tiene dinero y por lo tanto ya no puede hacer frente a la construcción del casco? Y el astillero? ¿Por qué no termina el barco si es tan conveniente hacerlo?
Aquí en todos estos casos nuestra pregunta debe ser «¿Pero si es tan conveniente porque no lo hacen ustedes?
Porque si un astillero no tiene el dinero para terminar un barco, entonces estamos en el camino equivocado …
5) La Publicidad y la presencia en los salones
Si un astillero no hace publicidad y no va a los salones, no es una buena señal. La publicidad de un producto náutico es todo, es la forma en que los astilleros se comunican con los armadores, no se puede encontrar un barco en el supermercado y las posibilidades de ver un modelo nuevo mientras se camina en un puerto son muy bajas.
Los astilleros serios asisten a los salones, hacen publicidad, están orgullosos y no pueden esperar para exhibir sus nuevos productos. El impacto de la publicidad en los costos de un astillero no es muy alto, si un astillero ahorra en publicidad es otra señal muy mala.
6) Los astilleros son empresas
Sí, es mucho más fácil de lo que creemos, es suficiente pedir información comercial o realizar una encuesta para saber lo qué se llama «scoring», es decir, la capacidad de una empresa para cumplir sus compromisos. Por supuesto, los astilleros no ganan como Apple o Amazon, si por las informaciones comerciales vemos la presencia de los requerimientos o peor, las protestas de banco, entonces nuestro nivel de preocupación deben subir necesariamente, y mucho!
En conclusión …
Comprar un barco, un semirrìgido, un yate o un superyate no es diferente de comprar un bien inmueble que no flote. La inversión que vamos a hacer es acorde con nuestras posibilidades por lo cual merecen todo nuestro respeto y toda nuestra atención. Por lo tanto, si el astillero tiene uno (o más) síntomas entre los mostrados anteriormente, apaguemos nuestro corazón por un momento y encendamos el cerebro.
De esta manera, estaremos seguros de enfrentar la próxima temporada felices en el mar. Y no enojados, en el estudio de un abogado que lidia con un intento de recuperación muy difícil.
Y si por casualidad uno de estos casos les representa y le han engañado no dude en escribirnos, a nuestra página que se ha hecho para dar voz a sus problemas y para evitar que otros armadores caigan en decepciones peligrosas.
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