Comprar un barco es como enamorarse pero, como en el amor, hay que ir paso a paso….
Para los modernos compatriotas de Cristóbal Colón, poseer un barco es una actitud perversa que el imaginario colectivo ha logrado casi criminalizar, gracias a la complicidad de una política náutica atrasada y provinciana. Así que la búsqueda de una embarcación y el indispensable amarre se convierten en un calvario y si la compra resulta equivocada la carga será insoportable.
Incluso los que han tomado la decisión correcta suelen pensar en cuántas veces al año podrán utilizarlo, por lo que se desaniman fácilmente ante los costes de mantenimiento y la jungla de tasas que, con diversos decretos, han impuesto de mala manera, y luego retirado silenciosamente, los que nunca han pisado un barco. Un querido amigo mío dice que lo mejor para un navegante consiste en «charlar en los muelles», hablar del mar y de los barcos, y yo digo que, para hacer eso, no necesita el barco en absoluto. De hecho, siempre se está quejando de que el barco le cuesta mucho, que no lo usa mucho y que probablemente lo venderá muy pronto, pero al final ha estado hablando y hablando durante años, quizás décadas, y nunca lo ha vendido.
A la hora de comprar una embarcación, la elección más difícil es siempre la primera, e incluso los que pasan de una embarcación a otra tienen que hacer un análisis cuidadoso de sus necesidades, eligiendo entre todas las ofertas del mercado para satisfacer sus necesidades.
Por lo tanto, aclare desde el principio, en la mesa, lo que realmente quiere e implique inmediatamente a los que luego compartirán su navegación. ¿Es mejor comprar un barco para hacer viajes diarios o una acogedora casa flotante para sus vacaciones en costas lejanas? ¿Tiene en mente una lancha rápida y planeadora con dos motores rugientes o un barco piloto de desplazamiento más tranquilo que rompa las olas con el metódico rugido de un motor diésel? Evidentemente, espero que sea un velero de crucero con espacios amplios y cómodos bajo cubierta o incluso un barco de competición aerodinámico aligerado de mobiliario superfluo.
Con las ideas más claras, podrá consultar mejor a los corredores marítimos, figuras profesionales acreditadas e inmersas en el mundo más general de los corredores, y extraer de sus catálogos la gama de ofertas que mejor se adapte a su orientación. Cada uno de ellos le proporcionará documentación sobre lo que le interesa y podrá pedirles ayuda para entender las diferencias menos llamativas entre una propuesta y otra.
El segundo paso será elaborar un programa de visitas, avisando con antelación a los intermediarios que le proporcionaron las listas y, a continuación, las descripciones detalladas de los barcos que le interesan. Para evitar confusiones y discusiones, pida siempre que le digan el nombre de la embarcación, elija a la persona que le guiará durante la visita y recuerde informar a los demás corredores que le hayan indicado la misma embarcación de que ha aceptado la propuesta de uno de sus colegas y, por tanto, rechace su oferta.
Tendrás manera de conocer y valorar personalmente a tu mediador marítimo y el consejo que te doy es que elijas solo como tu consejero y esto por múltiples razones: el interlocutor, que será de tu agrado, tendrá un conocimiento más profundo de tus requerimientos sin que te repitas innumerables veces; habrás definido preventivamente con él los costos de la mediación, que para ti serán iguales es que interviene un solo corredor es que de él participan dos o más corredores; finalmente el mediador-asesor de tu elección tendrá la certeza de su ganancia, cualquiera sea la elección que hagas, por lo tanto su dedicación será mayor y su objetividad en asesorarte mucho más confiable.
Con su ayuda, planificará las ofertas y le encomendará la tarea de tantear el terreno con el propietario o con el corredor que lo represente; a partir de ahí, hará sus contraofertas, que estarán debidamente detalladas sobre cada pormenor de la embarcación objeto de la negociación; es una práctica consolidada que la propuesta vaya acompañada de un depósito (que suele equivaler al menos al 10% del valor) guardado por su corredor, que actuará como garante hasta la finalización del contrato preliminar. Este depósito es importante para dar la fuerza y la credibilidad necesarias a la oferta que habrá presentado.
¿Le parece difícil y complicado comprar un barco? En absoluto: es sólo un acontecimiento importante en tu vida, como lo es el amor, el que, después de muchas experiencias y a veces con algunas decepciones, te deslumbra y fascina para el resto de tu vida.
No lo olvides nunca: el barco es la única que, al poseerlo, puedes mandar. Buen viento.
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