Delfines en los puertos (y en el silencio)
No todos los males vienen a dañar. Si la emergencia de Coronavirus obliga a la humanidad a permanecer en cuarentena, fuera de las cuatro paredes la naturaleza parece haber vuelto a respirar. No es casualidad que, desde que la circulación de los medios de transporte se redujo drásticamente debido a las medidas extraordinarias adoptadas por los Gobiernos de los distintos países, la contaminación atmosférica también haya disminuido significativamente. Una ecuación que se confirma no sólo en tierra sino también en el mar. Y lo que sucedió a Cagliari y a Trieste los últimos días es la más hermosa demostración.
En Cerdeña se ha cancelado la Copa América
En el puerto de la capital sarda han aparecido dos delfines que, entre guiños y volteretas, nadaban libres y despreocupados a pocos metros del muelle. En estas semanas, en efecto, Cagliari, como todas las demás ciudades italianas, está en bloqueo y el silencio bajado sobre la zona portuaria, de ritmos normalmente curtidos por el tránsito incesante de barcos y barcos, es algo inusual.
Además, también debido a las normas restrictivas, Cagliari acaba de ver cancelado un evento muy esperado, las America’s Cup World Series, que se celebrarían del 23 al 26 de abril (leer nuestro artículo) y en las que habría participado Luna Roja.
Precisamente los miembros del equipo italiano, ocupados entrenando con vistas a la regata luego suprimida, han visto y filmado con el smartphone a la pareja de cetáceos mientras jugaban y capturaban un pez junto al muelle, aprovechando la insólita ausencia de barcos amarrados. Estos mamíferos marinos, se sabe, son animales particularmente sociables con los seres humanos, por eso no sorprende que los dos delfines se muestren tan desenfrenados y nada intimidados por la presencia de los muchachos en el muelle.
Delfines en los puertos, el espectáculo va «al aire» de norte a sur
Una escena similar, como decíamos, ha salido al aire en el puerto de Trieste, donde otro delfín se revolcaba tranquilamente bordeando el muelle y, también en esta ocasión, una persona ha conseguido testimoniar las evoluciones acuáticas del simpático cetáceo que, como sus “colegas” en Cerdeña, se ha beneficiado de la soledad que incluso en la capital friulana rige en este período de toque de queda nacional.
En resumen, mientras que la gran mayoría de nosotros hemos estado encerrados en casa y nuestros coches han estado aparcados en el garaje durante varias semanas, el ecosistema está tomando una bocanada de oxígeno, como no había sucedido en mucho tiempo.
Pero, a la luz de estos simpáticos delfines en los puertos, nos parece lícito hacer una pregunta de reflexión: ¿era realmente necesaria la difusión de un virus tan amenazador para toda la humanidad para volver a florecer las bellezas de la naturaleza?
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