Diez años de éxito fueron un tiempo suficiente para Sirena Marine para madurar el deseo de medir sus horizontes cada vez más amplios. Así ha nacido la marca Sirena Yachts, y con ella los ambiciosos proyectos de dos yates a motor que parecen querer conquistar una porción específica de un mercado difícil.
El mayor de los dos, un 64 pies, debuta esta semana en Dusseldorf, y parece mantener todas las expectativas nacidas en la etapa de diseño. El astillero turco, de hecho ha tratado de combinar características no siempre compatibles: una velocidad respetable, pero también una gran capacidad del casco a bajas velocidades, y en un régimen de semi-desplazamiento. Y ademàs el deseo de tener un interior cálido, si no lujoso, pero sin desentonar con el ambiente externo, así como sucede con algunas casas cuyas estructuras se fusionan con horizontes y paisajes.
Con estas aspiraciones Sirena Yachts se ha dirigido hacia “Frers Naval Architecture & Engineering” para el estudio del casco, estructuras, y del exterior, mientras que los interiores han sido trabajados por el estudio del diseñador de interiores Tommaso Spadolini.
El primer vistazo al Sirena 64 no deja mucho lugar a dudas. El casco potente, con un pico de proa agudo y casi vertical, lo que deja espacio para volúmenes más generosos y bien conectados a la parte de popa. Por lo que permite enfrentarse a un mar agitado, incluso a altas velocidades. Un estudio rápido permite además entender cómo la optimización del casco, fue el resultado de elecciones específicas realizadas por el Studio Frers en el tanque naval de Southampton.
Con la motorización propuesta actualmente, un par de Cat C12.9 de 850 HP, la velocidad máxima es de 27 nudos (pero el astillero promete el estudio de motores de mayor rendimiento), aun cuando se quita el pie del acelerador y la velocidad se reduce en torno a los 10 nudos, el Sirena 64 sabe comportarse como una lanzadera de semi desplazamiento, estable, y cuyos consumos (48 l/h) descienden hasta permitirle una autonomìa de un verdadero “long range”: alrededor de 1.000 millas náuticas. La presencia de estabilizadores giroscópicos entonces garantizan una estancia confortable en el ancla.
Las líneas externas de la debutante del astillero turco, con ventanas cuadradas (o rectangulares), con los àngulos de unión netos, y las ventanas de la caseta de cubierta rígidamente en posición vertical, la pueden asomar a las tendencias de los últimos años que ha visto muchos astilleros inspirarse en líneas casi militar. De hecho, incluso el desarrollo de la obra muerta en relación con el agua es importante, pero el deseo de degradar las ventanas en la parte baja del muro, medida que se acerca a la popa, y la presencia del imponente flybridge, amortiguan mucho esta primera impresión
Si el plan de la cubierta ofrece tanto entre el gran sofá de popa y los espacios para solarium en la proa, por no hablar de la pequeña e intrigante «playa» que permite ser parcialmente sumergido, el verdadero protagonista del Sirena 64 es justamente el fly. Al mismo tiempo un espacio de encuentro, una posición privilegiada para maniobrar, y una enorme terraza en cada panorama. Ademàs de todo coronado por una estructura modular, gracias a una tapa que se pueden recoger hacia la popa para permitir al sol de invadir aún más este nivel.
El interior, tratado por Tommaso Spadolini, completa la voluntad del del astillero de evitar la creación de interrupciones primero con el exterior, y luego con el mar, pero al mismo tiempo crear una verdadera «casa». Las ventanas rodean completamente el puente de cubierta de al menos 52 metros cuadrados, en los encuentra espacio una cocina sorprendente, rodeada de muros con ventanas que le permite entrar en contacto con los otros ambientes, pero la dejan cumplir en su función.
De frente encontramos el elegante comedor y hacia la popa, antes de las grandes ventanas correderas, una sala de estar con sofá. Las telas en colores naturales y los paneles de luz claros, en contraste con los detalles de madera oscura, definen con elegancia todos los ambientes.
Un estudiado y significativo número de puntos de luz, permite la iluminación deseada para cada esquina de este nivel. El mismo nivel de acabados se pueden encontrar en la zona del dormitorio al cual se accede a travès de una escalera semicircular colocada al lado de la cabina de comando. Para subrayar las dimensiones de la cabina: no menos de 24 metros cuadrados.
La «hermana» menor del Sirena 64, es un 56 pies, que será presentado en febrero en el salón Miami, y en cualquier caso el astillero declara querer empujar, con esta línea de barcos, hasta el umbral de los 100 pies.
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