Desde hace unos nueve o diez años, hablo y escribo sobre la pesca vertical con gomas y, aún hoy, la pregunta más frecuente que me hacen es: ¿cómo elegir los cebos?
Pues bien, sinceramente, lo primero que diría es que no hay que ahorrar dinero al comprar cebos, comprando quizás copias feas de cebos conocidos que funcionan bien, sólo para ahorrarse unos euros.
Si un cebo cuesta un poco más, es porque se ha trabajado mucho en él, la elección del diseño y el material utilizado han llevado muchas horas de esfuerzo, y ha sido probado a fondo durante mucho tiempo antes de sacarlo al mercado. Por lo tanto, su validez está más que establecida.
A menudo me encuentro hablando con propietarios de barcos importantes, que salen a pescar con cañas muy caras, y luego quieren ahorrar dinero en neumáticos. Pero lo que me gustaría hacer reflexionar a todo el mundo, independientemente de que pesque desde una embarcación auxiliar de 3 metros o un pescador de 50 pies, es que el cebo, es decir, el objeto que inducirá al depredador a atacar, es lo más importante de su sistema de pesca. Sólo después de colocar el cebo entran en juego las cañas, los carretes, etc. etc.
Así que, por regla general, confíe en cebos de primera calidad y en empresas que se dediquen exclusivamente al desarrollo de este tipo de productos.
En cuanto a los modelos a preferir, habría que hablar aparte de qué peces queremos pescar y a qué profundidades.
Digamos que en esta ocasión, vamos a hablar de la pesca vertical más común, es decir, la pesca entre 20 y 120 metros de media, y dirigida a los grandes depredadores de nuestras aguas, empezando por peces bentónicos como meros pardos, o meros más pequeños, pargos, sargos, pargos almenados, y terminando por peces que nadan a mayor altura del fondo, como serviolas, bonitos, atunes rojos, alerudas, etc.
Las gomas: cabezas aplomadas y sábalos
En cuanto a los modelos que me parecen más rentables, con una eficacia transversal sobre varias especies objetivo, recomendaría el uso de imitaciones de sábalos y calamares (pero de estos últimos hablaremos en el próximo artículo). Centrando ahora nuestra atención en los sábalos (es decir, cabezas de jig de diversos pesos, combinadas con los clásicos -paddle tail- neumáticos), podemos decir que, utilizándolos en tamaños comprendidos entre los 15 y los 21 cm (teniendo en cuenta la longitud del cebo montado), podremos cubrir muchas de nuestras necesidades.
En cuanto al peso de la cabeza de plomo, y recordando que se pesca mejor cuanto más se puede permanecer en la vertical del cebo, diremos que elegiremos el peso en función de la profundidad de pesca y de la corriente.
Suponiendo un día ideal con poca corriente y poca deriva (que podremos contrarrestar con pequeños golpes de motor de vez en cuando), sin entrar en el tema de la pesca con motor eléctrico y deriva controlada (algo que quizás trataremos en otra ocasión), podemos decir que en profundidades entre 20 y 30 m, podremos pescar bien con pesos que oscilen entre 70 y 120 g.
Más allá de estas profundidades, digamos entre 30 y 50 m, podremos pescar con plomos de entre 120 y 150 g; entre 50 y 100 m de profundidad, en cambio, podremos apañarnos un poco con todo con plomos de entre 150 y 200 g. Sin embargo, para situaciones más extremas, también encontrará en el mercado señuelos con cabezas de hasta 300 g.
En cuanto a la coloración, partiendo del hecho de que en el fondo es la forma, y las vibraciones emitidas por el cebo, lo que cuenta más que el color, sin embargo, podemos decir que nuestra elección puede recaer bien en coloraciones muy realistas, y en este caso prefiero los colores chicle que imitan la librea de la sardina o la caballa, o bien optar por colores más fantasiosos y, en este caso, hay muchas opciones ganadoras y, entre ellas, podemos mencionar señuelos con combinaciones de colores como rosa/perla, plata/perla, caqui/oro, caqui/rosa o blanco/azul, sólo por dar algunas indicaciones generales.
