La prueba del Karnic CS700. Rápido, pero sobre todo regulable

El Karnic CS700 es la última incorporación a la familia del astillero chipriota, y con sus 7,65 metros y su capacidad de modularse según las necesidades, demuestra inmediatamente todo su pragmatismo y adaptabilidad, sin renunciar a una línea muy elegante pero también decididamente deportiva.

El blanco del casco y el negro de las inserciones laterales son los colores dominantes, intercalados con el gris de la teca de los asientos y de las cubiertas traseras en cuyo centro se encuentra un motor Selva Right Wale de 250 CV, la máxima potencia para este casco, por lo que en la prueba que realizaremos hoy lo pondré a prueba al máximo.

Pero antes de nada, subamos a bordo para saber cómo es.

¿Cómo es el Karnic CS700?

Empecemos ya con los espacios y cómo se pueden adaptar a las diferentes necesidades. Lo que hace que la magia se produzca es el asiento de la banqueta trasera que, al estar colocado sobre raíles y equipado con un respaldo basculante, puede configurarse de diferentes maneras: dos asientos frente a la mesa, naturalmente extraíble, que aparece en el centro de la bañera, o dos asientos frente al mar, perfectos para las jornadas de pesca. Pero eso no es todo. De hecho, bajando los dos asientos laterales y utilizando el respaldo de los asientos de la cabina, hasta siete personas pueden sentarse y cenar alrededor de la mesa al mismo tiempo.

Debajo de la cubierta encontramos un amplio camarote con una litera doble y un baño equipado con lavabo e inodoro: me parecen espacios esenciales sin demasiadas florituras. Hay mucho espacio para la cabeza, te puedes mover con facilidad y, teniendo en cuenta que estamos sobre un 7,65 metros, estoy definitivamente a gusto.

Al igual que me siento cómodo en los dos sofás reclinables de la cabina, frente a los cuales está la consola detrás del parabrisas invertido, también en negro. Debo decir que me siento realmente cómodo en el puente, tengo una excelente vista frente a mí y mucho espacio para dos personas, pero el ojo también quiere su parte y las líneas de diseño que encuentro frente a mis ojos son arenosas y modernas: es realmente un placer conducir y tal vez mientras tanto charlar con los que están disfrutando del solárium de proa que, equipado con un solárium doble con respaldo plegable, altavoz de serie y portavasos, ofrece una relajación única con vista al mar.

El Karnic CS700 está disponible con o sin T-Top, como en mi caso, y a bordo encontramos un poco de todo, como nevera, fregadero, espacio para la placa de cocción, altavoces para la música, pantalla de TV de hasta 16», pero hay que decir que no todo está disponible de serie: en función de las necesidades de cada uno se puede personalizar y modular para que se adapte mejor a su experiencia.

La prueba en el mar

La combinación de colores que veo desde la cabina me exalta, el blanco y el negro brillantes brillan bajo el sol de este hermoso día en el lago Maggiore: todo es tan deportivo y a la vez elegante y limpio, que ya sé que probar el Karnic CS700 será una pasada.

El lago es plano, no hay viento, condiciones ideales para una buena prueba, sobre todo de velocidad. Pongo el acelerador a fondo y en 13 segundos paso de 0 a 30 nudos, después de planear a 12 nudos tras 3,5 segundos: no está nada mal, el casco del Karnic CS 700 es absolutamente aerodinámico y el empuje del Selva de 250 CV que tengo detrás hace muy bien su trabajo.

Me detengo y salgo de nuevo a probar sus valores a un ritmo progresivo y entro en el planeo a 2600 revoluciones del motor, viajando a 17 nudos con un consumo de 22 l/h, y subiendo de revoluciones llego a 4300: con un consumo de 41,5 l/h y una velocidad de 25 nudos, encuentro la velocidad de crucero perfecta para una navegación constante. Se siente muy bien, los controles responden perfectamente, la instrumentación de a bordo me apoya bien y confieso que este barco atrae muchas miradas de admiración.

Ahora, sin embargo, es el momento de apretar el acelerador a fondo para las últimas cifras, y por el placer de hacerlo. A 5.000 rpm tengo 33,5 nudos, que se convierten en 37,4 cuando toco los 5.500, con un consumo de 91 l/h, pero aún me queda algo y cierro la prueba a 6.000 rpm viajando a 39,5 nudos con un consumo de 92 l/h. Excelente.

No hay ni un crujido, el agua a mis hombros deja una estela perfecta, que compruebo tras una serie de giros y contragiros. Intento estresarla, pero objetivamente las condiciones son demasiado perfectas, así que me dejo llevar y disfruto un poco de ella, jugando con las estelas de algunas otras embarcaciones con las que me cruzo: es realmente deportiva, agresiva, se come literalmente el lago.

Pero cuando, al final de la prueba, vuelvo al puerto deportivo de Pallanza y el sol se pone, toda su elegancia sale a relucir con este sol rojo que realza sus líneas. ¿Qué puedo decir? Es realmente hermosa.