Naval Tecno Sud Boat Stand ha llegado a la fase final de montaje de una cabina de protección hecha específicamente para Sanlorenzo Yachts. Se trata de una bandera más que se suma a las obras estructurales de gran envergadura realizadas por la empresa de ámbito internacional, dirigida por Roberto Spadavecchia en su sede de Bari.
La nueva cabina, construida para el conocido astillero de Liguria, mide 28,5 metros de longitud y 20 de anchura, mientras que su altura alcanza los 14 metros.
La obra fue seguida en todos sus detalles por Barbara Spadavecchia, que, con gran dedicación, consiguió satisfacer plenamente la petición del prestigioso cliente.
En cuanto al tiempo de producción: el trabajo de construcción de la estructura duró unos 45 días, mientras que el montaje sólo requirió 15 días.
Las peculiaridades estructurales de la obra consisten en que se trata de una cabina doble, en la que el volumen mayor es fijo mientras que la otra cabina es telescópica sobre raíles y se inserta básicamente en el volumen principal. Si es necesario, como se ha explicado, esta extensión se abre aún más para alargar el tamaño de la propia estructura y acomodar barcos más grandes en su interior.
En el mundo de la náutica de recreo, Naval Tecno Sud Boat Stand es un ejemplo más del tipo de excelencia empresarial que enorgullece al Made in Italy. Una marca tricolor que, como es sabido, renueva constantemente su popularidad en el extranjero, especialmente en el sector náutico. No es casualidad que Naval Tecno Sud Boat Stand esté presente en el METS de Ámsterdam (stand:05.267,EL.412), como buque insignia del mercado de accesorios-estructurales en el sector de la náutica. Y no es casualidad que los materiales utilizados para esta cabina sean todos italianos, desde el hierro hasta el PVC, al igual que el estudio de diseño realizado, repetimos, por Barbara Spadavecchia.
A esta caseta le seguirá pronto la instalación de otra en Cala Saccaia, en Cerdeña. A continuación, Naval Tecno Sud Boat Stand participará en la construcción de una cabina más grande, que se montará esta vez en Malta. «Los armadores quieren tener sus barcos a cubierto, y también los astilleros se han dado cuenta de que este tipo de cabinas, además de ser muy competitivas en cuanto a precio, tienen considerables ventajas sobre los cobertizos, como la posibilidad de trasladar la cabina al lugar deseado a voluntad«, explica Roberto Sapadavecchia.
Cabe destacar el ejemplo de una cabina de 80 metros de largo encargada hace un par de años por Fincantieri para la construcción de un puente en Rumanía, en un astillero fluvial del Danubio. El mismo camarote, desmontado y transportado, se reutilizó en Valeggio sul Mincio (Verona), en uno de los centros del gigante de la construcción naval.
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