Tal vez la felicidad de haber llegado después de una larga travesía desde La Spezia a Ibiza ha desencadenado un deseo excesivo de bajar a tierra, tal vez un poco agotados, el hecho es que la operación de movimiento del fueraborda del púlpito de la embarcación al espejo de popa de bote auxiliar, terminó de la peor manera. El fueraborda ha resbalado y se ha hundido en 7 metros de agua en el fondo de la bahía.
El problema es que era de noche. Los pocos minutos transcurridos entre coger la máscara y saltar en el agua, el movimiento del barco a pesar de los puntos de referencia tomados entierra y sobre todo la oscuridad de una noche sin luna, hicieron imposible lograr una recuperación inmediata. Pero en realidad fue, como descubrimos unas pocas horas después de hablar con un mecánico, un bien.
Las operaciones de recuperación se llevaron a cabo siete horas más tarde, al amanecer, cuando en pocos minutos, a bordo del bote auxiliar, hemos identificado, tendido en la hierba marina, el motor. Y fue suficiente sumergirse con un cabo, pasarlo en el mango delantero del fueraborda, y luego izarlo rápidamente a bordo.
A este punto nos restaba una carrera al puerto, donde teníamos un montón de agua dulce con la cual lavarlo y poder comprar el aceite que necesitábamos.
Y sin saberlo, el hecho de no recuperarlo inmediatamente, resultó ser una circunstancia afortunada. De acuerdo con el mecánico de la oficina donde compramos una gran cantidad de aceite para hacer los diversos cambios necesarios, si lo hubiéramos recuperado y luego dejado al aire algunas horas antes del inicio de los cambios de aceite y lavado, los procesos de oxidación y el daño de las bandas habrían sido, quizá, irreversibles.
El primer síntoma preocupante que ha reducido nuestras esperanzas, hasta el punto de ser tentados a renunciar y partir, fue el hecho de que el motor parecía clavado. El cordón de la puesta en marcha no se movía ni un centímetro. De hecho, fue suficiente eliminar la vieja bujía para hacerlo girar inmediatamente. El agua que penetraba en el interior, no era compresible, y por lo tanto el pistón resultaba bloqueado. Una vez que abrimos la rejilla lo lavamos exhaustivamente con abundante agua dulce.
Así que abrimos tapón de rosca del aceite y vaciamos el tanque. Como era de esperarse, el aceite estaba completamente emulsionado y lo sustituimos por primera vez.
El tanque de gasolina en cambio estaba inmaculada. El hecho de que estuviesen cerrados tanto la válvula de aire como el dispositivo de cierre en el carburador, ha conservado el depósito interno sin infiltración de agua. Una vez lavado, rociado con Crc, sustituido el aceite y la bujía, después de algunos intentos el motor, refrigerado por aire, ha comenzado a girar. Pero no había terminado.
De hecho, queríamos volver a revisar el aceite, procediendo a un segundo cambio. También el lubricante expulsado en este caso estaba completamente emulsionado. Si se hubiera utilizado el fueraborda en estas condiciones, el resultado habría sido desastroso.
El tercer cambio de aceite nos ha ayudado a poner en marcha el motor por más tiempo en agua a diferentes revoluciones durante aproximadamente una hora, llenado del tanque de gasolina. Una vez en tierra, el último cambio de aceite con la verificación de que su consistencia fuese perfecta. Una buena limpieza y secado final, y el fueraborda ha vuelto a funcionar perfectamente.
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