El Italian style en los EE.UU. tiene diferentes expresiones. Una de ellas es una marca que ha hecho la historia de la náutica italiana, Rio Yachts. Las razones son las que han caracterizado el éxito del Made in Italy en el mundo de la náutica: calidad, estilo, elegancia y en el caso de Rio Yachts, el alto índice de personalización.
El mismo distribuidor exclusivo de los EE.UU., Aderbal Coelho Junior, que nos da la bienvenida en el muelle del Miami marina Beach para la prueba en mar del Rio Yachts 42 Air, señala como estas cualidades lo hayan llevado hacia la histórica marca italiana. Añadiendo uno: la posibilidad de personalizaciòn que los barcos de Rio Yachts permiten, en particular, para el mercado estadounidense.
«En los Estados Unidos – explica Marc Udo Broich, director de Rio Yachts USA que nos acompaña a bordo y se pone al comando para llevar fuera de los amarres el 42 pies – no se puede pasar por alto las características peculiares de este mercado que imponen cambios dictados por un enfoque cultural diferente hacia la embarcación. Por ejemplo, el armador norteamericano prefiere menos cabinas pero espacios más amplios, prefiere, hasta 60 pies de embarcación, con menos tripulación, por lo que tiene necesidad de ser màs favorecido e intervenir en los equipos, quiere aire acondicionado màs fuerte y diferentes tipos de acabados. A lo que no renuncia, de hecho, va en su bùsqueda, es la calidad Rio Yachts, el estilo y la elegancia de nuestra marca y el rendimiento de nuestros barcos».
Trabajar con el joystick, Marc nos lleva fuera del puerto contrastando la fuerte corriente y destacando la buena gobernabilidad que presenta este barco con sus dos Volvo IPS 600. En pocos minutos estamos fuera y comienza la prueba en la que nada le serà negado al casco del Rio Yachts 42 para su examen en cuanto a la calidad.
El perfil del 42, diseñado en el 2016 por el diseñador italiano Marino Alfani – interiores y casco siempre diseños por la oficina de diseño de interiores del astillero – define un open compacto con la curvatura del hard top que se combina muy bien con el plan de cubierta ayudando a impulsar el conjunto del artefacto.
A través de la plancha de popa se accede a la amplia bañera que tiene una disposición bastante clásica: dos sofás, uno izquierdo y otro en el espejo de popa, crean una zona de estar servida a estribor, justo antes de la doble posición de pilotaje, a partir de una pequeña pero funcional zona de cocina con fregadero, placa eléctrica y nevera.
A la izquierda en vez, he aquí algunos de los elementos que mejoran mucho la bañera, y es la chaise lounge ancha y acogedora que invita realmente a relajarse, incluso en navegaciòn. La hard top cubre y protege gran parte del espacio al aire libre aligerando, cuando se desee un mayor contacto con el exterior, gracias a la apertura eléctrica del techo.
Nada que decir sobre la transición de popa a proa que se produce con facilidad y con confianza gracias a robustos pasamanos y barandas que se ejecutan sin problemas en las cubiertas para enlazarce con el púlpito de popa.
En el triángulo de proa, el clásico solarium, colocado justo detrás del parabrisas, con capacidad para cuatro
Verdaderamente notable es el cuidado con el que fue concebido la postaciòn de pilotaje. El doble asiento es ajustable con el fin de poder dirigir el Río 42 de pie o sentados. En ambos casos, el acceso a las herramientas es intuitivo y ergonómico. La facilidad es especialmente, la espontaneidad de los movimientos cuando se pasa de las manillas a las pantallas multifunción, del volante al trim lo apreciaremos especialmente durante la prueba en mar, cuando la necesidad de realizar maniobras repetidas también implica la de movimientos continuos.
Cabina principal en la proa, una de invitados en la popa, dos cuartos de baño y salòn donde en el lado de babor se desarrolla la cocina. La organización de los ambientes es, como vemos, clásica.
Los elementos característicos son otros.
En primer lugar todos los volúmenes de los varios ambientes. A partir de las cabinas, en las que no es sólo la cantidad de espacio disponible que da en el ojo, pero sobre todo la capacidad que los diseñadores han tenido en dar una forma a este espacio consiguiendo una maravillosa posibilidad de movimiento.
Pero es cuando se abandona el tamaño general, para entrar en las del detalle, que emergen las señas de identidad de la marca: estilo y capacidad de personalizar.
«Ferretería» es un término que, en nuestra opinión, es muy agradable y marinero, lo que indica todo lo que en un barco se refiere al apoyo de los muebles: manillas, bisagras, cerraduras …. Bueno, todo esto, a bordo del Rio 42 se merece el título honorable de ferreterìa. Que viene valorizado por un estilo elegante, simple y funcional.
En planos de personalización, una vez màs son los detalles a tomar la palabra: un marco en tela, una repisa de mármol, un inserto de cuero son los énfasis de las intervenciones más importantes de la personalizaciòn de la cual es capaz el astillero.
Dos cabinas, decíamos, en medio de las cuales está dispuesto la sala de estar, con un sofá en forma de L a estribor y una cocina a la izquierda, esta tambièn disponible con los accesorios deseados, y sobre todo con los volúmenes de almacenamiento necesario para una verdadera autonomía.
Salimos del puesto de amarre maniobrando exclusivamente con el Joystick que actúa sobre los dos Volvo IPS 600. El maniobrabilidad del barco es obvia ya que tenemos que contrarrestar una corriente en los tres nudos que actúan sobre la proa del Rio 42 empujandolo hacia los barcos amarrados al costado. Mientras Marc maniobra nos sentamos en el puesto del coopilota para garantizar el grado de visibilidad hacia el exterior. Desde la segunda posición es excelente, gracias a las pequeñas dimensiones del montante que conecta el parabrisas a las ventanas laterales.
Los rascacielos de Miami se destacan a estribor, mientras salimos de la bahía hacia el océano. Seguimos las
Es el momento de tomar los controles y empezar nuestra prueba. Probamos la posición sentado y de pie, ambas cómodas, aunque si la posición vertical es la preferida teniendo que maniobrar con frecuencia y controlar a los barcos que nos rodean. Imaginemos condiciones regulares de crucero: sentados en el asiento de inspiración automovilística, con todas las herramientas a su alcance. Una combinación muy exitosa de comodidad y seguridad.
Llevamos hacia adelante la palanca tieniendo el trim casi totalmente negativo para acelerar la entrada en planada. Estabilizamos la velocidad a una velocidad de crucero cómoda de 2.850 rpm. La velocidad alcanza cerca de 24 nudos para un consumo del motor de 30 litros.
Sobre todo es el comportamiento del casco que nos interesa. Tomamos una ruta perpendicular a la primera ola generada por el viento de los últimos días, así que con la onda larga de medio metro. El pasaje es muy suave, casi una especie de movimiento leve y lento de la proa, como si cada paso fuese el barco en decir que sí, que está bien.
Ahora pasamos a buscar algún pasaje más áspero. Lo único es interceptar la estela de la embarcación de apoyo donde están trabajando el fotógrafo y el piloto del drone. El impacto de la ola empinada elevada por el Espera 34 que nos asiste es casi inexistente. La proa corta el agua para levantar el casco de medio barco hacia el dead rise abierto y de apoyo. Pero nunca se pierde el contacto con la superficie del mar, aterrizando con firmeza pero sin golpes cada vez que cruzamos la estela.
Comenzamos una serie de rápidos y repentinos acercamientos: en ninguna ocasiòn se desencadena el movimiento típico de péndulo que los cascos menos marinos sufren a la hora de establecer cambios de ruta con dureza.
Es el momento de aumentar el acelerador. Seleccionamos el modo de sincronización con el fin de utilizar sólo una palanca que controla de la misma manera los dos motores. Llevamos las revoluciones a 3000, elevando un poco los trim»; la velocidad supera con facilidad los 26 nudos con una excelente estabilidad de ruta. Todavía con el acelerador, 3.850 rpm oara superar los 32 nudos que se convierten en 34 mediante la optimización del uso del trim en positivo.
Antes de regresar probamos dos condiciones. Estacionados llevamos al final de la navegaciòn ambas palancas: en 8 segundos entramos en planada a 13 nudos. Detenemos el barco y la estela se separa de la popa casi concediendo el permiso para seguir adelante.
De nuevo parados, disimulamos un fallo en el motor de estribor. Probamos un estado absolutamente conservador, empujando el acelerador hacia adelante llevando el Ips 600 de la izquierda a 1.800 rpm. combatimos con el timón y un poco de trim en especial para equilibrar la escora. El Rio 42 Air nos lleva a casa con un solo motor, teniendo 8 nudos de velocidad.
Cuando llega el momento de regresar nadie tiene ganas de llevar de inmediato los cabos al muelle. A la izquierda desfila el Down Town y el Miami River. Ponemos la marina a popa y nuestro objetivo es el centro de la ciudad, disfrutando de la versatilidad de este yate que nos lleva desde el océano, como si fuera un bote auxiliar, en el centro de Miami.
La prueba se realizó en Miami, mar poco agitado, sin viento, 5 personas a bordo, tanque de combustible al 50%
Eslora total. | 13,23 mt |
Manga | 4,00 mt |
Immersiòn | 0,69 mt |
Peso al vacio | 12,000 kg |
Combustible | 1000 lt |
Agua | 330 lt |
Motorización | 2 Volvo Ips 600 |
Rpm/min | Consumo l/h |
Vel nudos |
1500 | 6,4 | 9 |
2000 | 34 | 12 |
2500 | 52 | 18 |
2850 | 60 | 24.5 |
3000 | 68 | 26.3 |
3.350 | 88 | 32 |
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