Suzuki tutorial: he aquí cómo proteger el motor contra la corrosión galvánica

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En la naturaleza existe un enemigo de los componentes metálicos de nuestro barco y es la corriente galvánica. No se trata de un enemigo que podemos evitar. Existe en la naturaleza y tenemos que enfrentarlo. Con Marco Massola, jefe del equipo técnico de Suzuki Marine Italia, hemos abordado este problema reportado a las defensas que necesitan los fuera de borda.

Pero, ¿en qué consiste este fenómeno?

«La corriente galvánica y la corrosión galvánica – explica Massola – son un fenómeno natural. Cuando se sumerge en un líquido conductor un metal, la corriente galvánica comienza a atacar y a corroerlo.  Se encuentran presentes metales diferentes, la corrosión se convertirá en el metal menos noble y luego pasar, una vez consumida, para los metales más nobles en una escala de valores de los metales».

suzuki marine ánodo de sacrificio suzuki
Un ánodo de sacrificio aplicado en al pie de un motor fuera de borda Suzuki

 

El mar es un excelente conductor y los motores están construidos en su mayoría de aluminio y acero. En la escala de nobleza de los metales, el acero es más blasonado que el aluminio. Por lo tanto, en ausencia de protecciones, nuestro motor fuera de borda vería sus piezas de aluminio inmediatamente atacadas y corroídas por la corriente galvánica.

Y aquí entran en juego las protecciones, es decir metales que se sacrifican en favor de los demás. Se llaman ánodos de sacrificio, precisamente.

«El objetivo – explica Massola – es ingresar en campo metales aun menos nobles que el aluminio y exponerlos a la corrosión En este caso se trata del zinc que atraerá sobre sí los efectos de la corriente galvánica consumiéndose pero defendiendo las partes metálicas del motor».

Naturalmente los zinc, o mejor, los ánodos de sacrificio, no pueden ser colocados al azar, sino en posiciones óptimas para realizar su función. En los fuera de borda (los bloques de zinc están presentes en otras partes metálicas de la embarcación como quillas y los ejes de motor, por ejemplo) se colocan en los caballetes del motor, en el pie y en el interior del motor.

Por supuesto, ya que la función del ánodo es consumirse, para tener la certeza de desarrollar su función, hay que asegurarse de que todavía están presentes y no reducidos al mínimo. Por tanto, debe haber un control regular, especialmente debido a que las corrientes galvánicas no actúan de la misma manera en todos los puntos del fuera de borda.

El control debe ser periódico, por supuesto no todos los días, pero no debemos olvidar y prever que sean reemplazados cuando los niveles de corrosión son evidentes. El riesgo para el motor, en presencia de ánodos completamente consumidos, es muy alto. Una vez que el zinc desaparece, la corriente galvánica comenzará a generar corrosión en el aluminio. Las consecuencias son dramáticas, hasta la destrucción del motor.

No todos los ánodos son iguales. Depende del agua donde se navega. Hay ánodos para agua salada, es decir de playa, y sometidos a agresiones más pesadas que los de agua dulce. Se dice que los de agua dulce, ricos en magnesio, son más débiles, y por lo tanto no es adecuado para aquellos con elevados componentes de zinc destinados para agua salada.

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