Hacer frente a las emergencias médicas a bordo: la prevención es fundamental
Se trata de una reacción psicológica que, de alguna manera, «aleja» la percepción del acontecimiento negativo, como si no pensar en él, o no ocuparse de él, pudiera reducir la probabilidad de que ocurran ciertas cosas. Quien va al mar, y sobre todo los que hacen de ello una profesión, saben perfectamente que la prevención, y un buen conocimiento de ciertos procedimientos, reducen en gran medida los imprevistos. Y con ellos los riesgos.
Evidentemente, se trata de una premisa muy general, aplicable a diferentes situaciones. Ningún patrón, de vela o de motor, tendría nada que objetar si esto fuera el prólogo del uso correcto de un motor, pero si ya estuviéramos hablando de «seguridad en el mar», probablemente descubriríamos que las ideas personales en este sentido son muy diferentes entre los propietarios dedicados a la náutica de recreo, y van desde los que se limitan a comprobar las fechas de caducidad del equipamiento obligatorio, y los que en cambio siguen con interés las últimas novedades del sector, o encuentran el tiempo para asistir a un curso sobre el tema.
Es interesante ver cómo, cuando el tema es «posibles emergencias médicas a bordo», la reacción común entre los navegantes es un desconsolado encogimiento de hombros. No es algo que nos sorprenda: cuando se producen emergencias médicas repentinas a bordo, la complejidad del tema, la evidente imposibilidad de improvisar como operario del sector, o el riesgo (siempre posible) de empeorar la situación con una intervención poco profesional, desanimarían a cualquiera. Sin embargo, este es un tema que no pueden evitar quienes viajan por el mar, especialmente en el papel de capitán de su propio barco.
Cuando en enero de 2016 entró en vigor el decreto de aplicación de las nuevas normas sobre el equipamiento obligatorio de primeros auxilios a bordo, que modificaba el anterior que data al 1988, se levantó un buen avispero. Las críticas se referían al aumento excesivo de los costes del botiquín por la presencia de nuevos artículos como las mascarillas AMBU para la respiración asistida , o el esfigmomanómetro con fonendoscopio (el equipo para medir la presión arterial), o incluso el hecho de que algunos productos tuvieran que integrarse posteriormente.
Quizás lo que no nos dimos cuenta es que, con todos los defectos de una intervención ministerial desde arriba, seguíamos proponiendo un cambio de mentalidad. Pasamos de la «caja de curitas» a una ayuda médica mucho más adaptada a la realidad de los que navegan sin límites desde la costa. Lo que hay que hacer exactamente en las distintas situaciones posibles queda fuera del alcance de esta primera charla. Volveremos a hablar de ello.
Mientras tanto, se puede decir que haber seguido al menos un curso de primeros auxilios, para un armador, si no es obligatorio, es ciertamente apropiado. Lo que se puede definir como «obligatorio» es, en cambio, saber cómo comportarse cuando llega la emergencia.
Si se trata de la aparición de una patología, el deterioro suele tardar en producirse, y proporciona el mismo tiempo para la evaluación y las contramedidas. Si, por el contrario, la emergencia consiste en una crisis cardíaca o un traumatismo grave, el capitán se encuentra de repente gestionando a la persona traumatizada, que estará en un estado más o menos crítico, la gestión del buque, con las decisiones inmediatas que hay que tomar, y las reacciones emocionales de las demás personas a bordo.
En Italia tenemos la suerte de poder aprovechar el servicio gratuito de un onlus muy particular y apreciado, el C.I.R.M. (Centro Radio Médico Internacional). Fundada en 1935 para asistir por radio a los comandantes de los buques de cualquier nación (y de todo el mundo) desde el punto de vista médico, lleva mucho tiempo desempeñando las mismas funciones, también para las embarcaciones de recreo comunes.
Tras la primera intervención realizada para contener la situación (taponamiento de las heridas con gasas que no deben retirarse / posicionamiento en posición semisentada, tumbada, o antishock según la situación / etc.), y suponiendo que no es necesario un procedimiento de reanimación (para operar que es bueno haber seguido un curso, aunque en caso de extrema urgencia improvisar es mejor que no hacer nada), es conveniente que el comandante de la embarcación asigne un papel a cada uno. En el caso de una tripulación experimentada será fácil y rápido hacerlo. En el caso de invitados inexpertos, sobre todo para contener las inevitables reacciones emocionales, es absolutamente el caso de «ocupar» a todos: alguien tendrá que dedicarse al herido, el más capaz estará al mando, etc.
Sin embargo, si el estado del «paciente» se considera grave, o usted está fuera del alcance del teléfono, debe lanzar inmediatamente el PAN médico (especifique «médico» mientras repite el PAN tres veces) en el canal 16. Esto es para que las autoridades de la patrulla, o posibles otras embarcaciones cercanas, se pongan en posición de intervenir inmediatamente.
En ese momento, el médico de la C.I.R.M. podrá solicitar una serie de intervenciones que se consideren necesarias, como la medición de la presión arterial o la toma periódica de la temperatura corporal, así como todo lo que sea necesario para estabilizar al «paciente» a la espera de un centro hospitalario. En este sentido, quizá quede más claro que un botiquín de primeros auxilios bien abastecido a bordo puede ser útil en cualquier situación.
El C.I.R.M. ha elaborado un manual de primeros auxilios del que también existe una versión descargable en formato electrónico, que es absolutamente el caso de tener a bordo, pero también hay que decir que en el mercado, siempre en línea con las indicaciones de esta organización, existen manuales de uso inmediato e intuitivo como el realizado por el divulgador, y experto en seguridad, Umberto Verna.
Por último, una pequeña consideración sobre las urgencias médicas a bordo: los servicios de asistencia en el mar son totalmente gratuitos y de poca utilidad si nunca hemos estado en una situación de emergencia. Un «seguro» gratuito sobre nuestra salud cuando estamos en el mar, que deberíamos apoyar de todas las maneras posibles.
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