Está prohibido entrar en el puerto y amarrar a vela? No nos parece que exista un artículo del código de navegación que se oponga a ello. Pero en la práctica, en virtud de una serie de ordenanzas promulgadas en todos los puertos, la entrada y el atraque a vela es prohibido en todas partes.
Teniendo en cuenta el poco espacio para maniobrar en zonas portuarias o en las marinas, el tráfico intenso y la mala actitud a las maniobras de navegación en aguas estrechas del navegante medio, se trata de una medida de seguridad más que aceptable.
Sin embargo, puede suceder en caso de emergencia, que nos tengamos que alejar de los problemas recurriendo a nuestra experiencia de la navegación a vela en aguas restringidas. Por supuesto, si nos damos cuenta que el motor no arranca antes de entrar en el puerto, tenemos todo el tiempo de utilizar la vela y alejarnos esperando de encontrar una solución, incluyendo esa, casi siempre la màs costosa, incluso en plan burocrático si se configura el caso de un rescate en el mar, solicitar un remolque. Pero el motor nos puede abandonar al último minuto, o tambièn nos podemos encontrar en la posición de no poder recibir ayuda desde la tierra firme.
En esencia no se trata de maniobras difíciles. De hecho, en gran parte se trata del transferimento a una operación de amarre, aunque con posibles márgenes de errores muy pequeños, las técnicas aprendidas durante los muchas ejercicitaciones de la toma de la boya. Y esto al menos en los casos más sencillos, los que proponemos a continuaciòn con un atraque abarloado a vela.
Como siempre sucede, esto está sujeto a muchas variables que encontramos en el mar: el impulso del barco, velocidad del viento, distancias que recorrer. Variables que pueden complicar un poco la naturaleza elemental de la operación y por lo tanto hacen más eficaz la regla general siempre válida de dedicar un poco de tiempo al placer de las maniobras de vela – toma de la boya, hombre al agua, dar fondo al ancla a vela – incluso en términos de seguridad.
Viento que llega desde el muelle
Es este es el caso más similar a la de la toma de la boya, con la diferencia de que delante tenemos un muro de cemento y por lo tanto será en cualquier caso mucho mejor llegar cortos, arribar y volver a realizar la maniobra, màs bien para no llegar decididamente largos con las consecuencias del caso.
El acercamiento debe ser en contra del viento, ajustando el ángulo en función de la distancia necesaria para regolar la acciòn de amortiguación. En esta etapa se puede ajustar la velocidad sistemando foque y vela mayor hasta el momento en el que decidiremos llevarnos con la proa al viento para eliminar toda la velocidad y detenernos con la proa muy cerca del muelle.
Incluso antes de llevarnos con la proa al viento, es oportuno enrrollar el foque en modo de dejar libre la proa y permitir a la persona que lanzarà el cabo a tierra de trabajar libre de obstáculos y peligros.
Una vez vinculada la proa a tierra, podemos inclinar el barco y hacer el atraque abarloado haciendo pasar un cabo desde la popa.
Cuando el viento es paralelo al muelle
Con un viento paralelo a la dirección del muelle, el enfoque será siempre contra el viento, pero con un ángulo más estrecho. Si tenemos mucho espacio a lo largo del muelle, la maniobra será más sencilla que la anterior, porque vamos a tener más posibilidades de disponer del impulso de la embarcación una vez que estè al viento. Incluso en este caso, durante la aproximación podemos ajustar la velocidad regulando las velas cazando y lascando para dar o quitar potencia, hasta el momento en que se hace más apropiado enrrollar el foque para despejar la proa antes de avanzar con el viento.
Al igual que en una maniobra a motor, pero sin dudas con mucha más precisión ya que no podemos entrar en retromarcha, tenemos que tratar de mantener una angulaciòn tal que nos permita orzar al viento y detenernos en el espacio que decidimos amarrar. No teniendo, como se ha mencionado, la posibilidad de detener el barco con un golpe de retromarcha es indispensable conocer el barco en el que estamos maniobrando y calcular el impulso.
Cuando con la proa nos encontremos a aproximadamente un metro del muelle, con una velocidad mínima para maniobrar, podremos orzar proa al viento en modo que la vela mayor y el foque (si aún no lo hemos rollado) ayuden a proporcionar resistencia al avanzamiento. Con el barco casi firme, un miembro de la tripulación podrà pasar un cabo a tierra o bajar al muelle para ayudar a detener el movimiento, asegurar el cabo de proa y correr hacia la popa para recibir el segundo cabo.
Viento angulado respecto al muelle
En este caso, el enfoque será casi perpendicular al muelle para proceder con una andadura contra el viento. El procedimiento es el mismo de los dos casos anteriores, aunque si debemos prestar atención a la distancia desde el muelle en cuanto nos encontraremos con la proa al viento con el barco en posiciòn angular con respecto al muelle. Una vez que se encuentre proa al viento, lo ideal sería tener todavia un ligero impulso para maniobrar con la barra, después de pasar un cabo a tierra, para asi disponernos paralelos al amarre. La acción del viento tenderá a desviarnos del muelle; por lo tanto, una función esencial es la de la persona a tierra que debe rápidamente fijar el amarre de proa y luego ocuparse de recibir el cabo de popa para asia cercar el barco al muelle.
Estos son los casos fáciles ¡¡¡ Y cuando el viento es en dirección al muelle …?