Un control al ancla, la limpieza de la hèlice, una verificación del casco o del bulbo, la recuperación de un objeto caído en el mar. Las razones para una inmersión en apnea para los navegantes no faltan. Aunque si a veces, solo por placer.
Pequeñas inmersiones de pocos metros, para los que no son necesariamente súper atletas. Es suficiente estar en buena salud y seguir algunas reglas para hacerlo de forma segura.
Mientras tanto, vamos a empezar desde el equipo indispensable. Una buena máscara, que se ajuste herméticamente a la cara, es obviamente esencial. Una vez colocada y ajustada, podemos respirar por la nariz y comprobar que no hayan fugas de aire por los bordes.
El tubo Snorkel, debe ser de unos 30 centímetros de largo. Menos es probable que se llene de agua a continuaciòn, más largo serìa complicado. Las aletas o patas de rana no son ciertamente indispensable si tenemos que sumergirnos durante unos segundos para comprobar la posición del ancla, pero sin duda son muy útiles y ayudan a subir y bajar. Hay de todos los tipos, lo importante es que tengan flotabilidad y que no sean demasiado largas.
No puede faltar un cuchillo. Sumergirce sin el es impensable, y si nos alejamos aunque si pocos metros del casco, es necesario para nuestra seguridad tener la boya o señal que indique la presencia de un sub.
Antes de la inmersión se usa la hiperventilaciòn, es decir, realizar un ciclo de inhalaciones y exhalaciones que ayudan a enriquecer la sangre con oxígeno y disminuir el latido cardiaco. Pero esta práctica contribuye a la reducción de la presión parcial venosa de dióxido de carbono, lo que retraza la sensación de falta de aire, el estímulo para reanudar la respiración, con el consiguiente aumento en el riesgo de síncope. Por lo que una sugerencia que hemos oído a menudo por los instructores es: hiperventilación sí pero realizada lentamente con unas 10 respiraciones profundas.
Un aspecto técnico de tener en cuenta, incluso si nos sumergìmos a sólo dos metros, es el de compensación. El agua es mucho más densa que el aire, por lo tanto, ejerce una mayor presión sobre nuestro cuerpo que aumenta progresivamente con la profundidad. Los efectos, incluso dolorosos, se hacen sentir sobre todo en el nivel del oído medio, con graves riesgos de ruptura del tímpano si no se equilibrar la presión interna con la externa del agua.
Si como ocurre casi siempre, la deglución no lleva a ninguna parte, hay dos maniobras útiles para la compensación . La primera se llama el » Valsalva» y es cerrar los huecos de la nariz y soplar. Conlleva el riesgo , para los que no son expertos, de hacer aumentar la presión pulmonar y la frecuencia cardíaca. La maniobra más recomendable se llama el «Comerciante – Odaglia» y es idéntica a la de Valsalva con la diferencia de elevar la parte trasera de la lengua para cerrar la faringe y de este modo evitar que la presión en los pulmones aumente.
La compensación debe realizarse cada metro y medio de profundidad. Personalmente la primera la ejecuto apenas me zambullo para hacer la inmerciòn. Pero si vemos que no podemos compensar, es mejor regrezar y renunciar.
Una advertencia . La necesidad de sumergirse, por ejemplo, para liberar la hélice de una cuerda, tambièn se tiene en el puerto. Pero está prohibido. Cualquier persona que deba sumergirse debe estar autorizada para los trabajos en puerto. La pena? una enorme multa.