Familias que navegan se encuentran muchas alrededor del mar. Pero esta, formada por James Burwick, escalador y marinero profesional, y Somira Sao, su esposa, es especial. En primer lugar, tienen tres niños, y no uno o dos, como ocurre con frecuencia: Tormentina, la más grande, Raivo Max y Pearl, la más joven, nacida en 2012. Y en segundo lugar, porque han decidido navegar no en las latitudes tropicales pero en el hemisferio sur. Y su barco no es un cómodo Hallberg-Rassy, sino un Open de competencia de 40 pies, diseñado por Finot Conq y bautizada Anasazi Girl.
James primero ha circunnavegado el globo solo, hacia el este, luego, desde el 2011 su familia también ha subido a bordo. Tormentina (¿cómo no adorar el nombre?) Tenía dos años y Raivo nueve meses al comenzar las largas navegaciones que llevaron Anasazi Girl desde Maine a Francia, luego a Sudáfrica a través de Cabo Verde y, finalmente, en el largo paso de la India al sur de Australia y Nueva Zelanda. Durante estos viajes Somira ya estaba esperando a su última hija, Pearl.
La decisión de criar a los niños en el barco es difícil y controvertida: ¿con quién socializarán los pequeños? Es justo imponerles una forma de vida tan extrema y diferente? ¿Cómo harán con la escuela? Preguntas a las cuales es justo que cada uno dé una respuesta personal y bien pensada, y a las cuales James y Somira responden con seguridad: «Poder de vivir en el mar, navegando, es un gran regalo para nuestra familia.» Tienen que poner la mayor atención a la seguridad, en gran medida restringir las salidas a la bañera de sus hijos mientras navegan (también por el tipo de barco que han elegido), y mantener los ritmos y presiones en las largas travesías oceánicas. Pero ellos siguen haciendo hincapié en la calidad del tiempo que la familia pueda pasar junta, sin preocupaciones por el trabajo o los horarios, lo que permite llevar una vida sencilla en la que cada uno está realmente presente para los demás en todo momento.
Somira describe la vida de los niños a bordo como muy similares a la de la tierra: altibajos, algunos momentos difíciles, juegos juntos como la investigación de pescados o calamares en la cubierta… Parece que una de las primeras frases que Raivo aprendió a decir, durante la transición desde Sudáfrica a Australia fue » «wow, qué golpe»…
Mientras James piensa en el barco, Somira se ocupa en primer lugar de los niños, en la navegación, pero también de documentar las aventuras de Anasazi Girl y su familia haciendo fotografías. Las fotos publicadas son todas suyas, ya pueden encontrar otras en el blog tienen – anasaziracing.blogspot.it