¿Cuántas veces nos hemos hecho sorprender? Muchas, y en ese momento, cuando el combustible sale del agujero de embarque, la decepción es doble: por el mar, donde se descarga, incluso aunque si las aguas son las del puerto y por la cubierta de nuestro barco, las cuerdas de amarre.
Un poco de precaución, y un suministro de combustible más lento, el sonido que se hace más próxima a la embocadura, o distinguir el aire con un poco de aceite diesel nebulizado que sale cuando el tanque está casi lleno. Aún así, un poco de combustible diesel que sale del rebosadero. Todos los precauciones vàlidas, pero el inconveniente es siempre al acecho.
Para limitar la posibilidad de que el combustible penetre la teca o el estancamiento más de la cuenta en la cubierta, cada vez que vamos a la provisiòn podemos esparcir, por supuesto antes de abrir el tapón del depósito, toda el área con abundante agua fresca.
De este modo el combustible que podrà salir «se deslizaría» en la capa de agua que encuentra alrededor del orificio de entrada reduciendo al mínimo el contacto con la cubierta.
Por supuesto, sobre todo en verano, el agua debe ser versada inmediatamente antes de comenzar la recarga de combustible porque si no evaporando, no harìa ningún efecto.