El Metaverso, la náutica y las evoluciones tecnológicas de los próximos cinco años.
El mundo está cambiando rápidamente. La aceleración de la evolución digital hace fácil y evidente el uso de aplicaciones que ayer parecían futuristas y que hoy ya forman parte de nuestra vida cotidiana.
Una carrera imparable por la innovación, pues, que la pandemia ha acelerado aún más, demostrando sin temor a equivocarse que las herramientas modernas de comunicación son cómodas, fiables y están al alcance de todos.
El Smart Working, el DAD, las videoconferencias, los tutoriales y la información digital ya no son meros neologismos, sino actividades que forman parte de nuestra vida cotidiana y que, sobre todo, representan una necesidad aún parcialmente inexpresada de una iteración digital más evolucionada, completa y funcional de las necesidades modernas.
Es en este escenario donde llegamos al Metaverso que, más allá del propio término, no es más que un entorno capaz de albergar todas estas «nuevas actividades» en un mismo lugar y de forma nativa. Hijo de la evolución de la Web 2.0, el metaverso permite navegar por la web interactuando con otras personas, con una experiencia de usuario decididamente mejorada, rompiendo todas esas barreras de las que aún adolecen las aplicaciones individuales.
Una forma de «progreso digital» que tendrá un efecto disruptivo en todos los sectores porque, como me gusta recordar a menudo, tratar de resistirse a la innovación es un poco como intentar detener las olas del mar con las manos.
En el sector náutico, pues, al igual que en el inmobiliario, la utilidad de esta herramienta alcanza picos muy interesantes.
Trasladar un barco para que lo visiten un número reducido de personas en un corto periodo de tiempo es una operación costosa, engorrosa y sujeta a los cambios de humor del tiempo. Es mucho más sencillo, en cambio, hacer que se visite un yate en realidad aumentada, quizás usando Oculus, y luego enviar a todos los propietarios a una prueba real en el mar una vez que se haya hecho la elección.
Pero ésta es sólo una de las posibles ventajas que, como usted mismo comprenderá, son prácticamente infinitas, sobre todo si considera que el Metaverso no se limita a poder replicar actividades ya existentes, sino que posibilita la aparición de nuevas funciones y oportunidades.
Por todas estas razones, The International Yachting Media no podía dejar de implementar, y rápidamente, este nuevo canal de comunicación.
De hecho, nuestro espacio en el metaverso se presentará en primicia mundial durante los salones náuticos de septiembre y tendrá la misión, por un lado, de hacer que todas nuestras revistas estén disponibles también en este nuevo canal y, por otro, de ablar nuevas y evolucionadas formas de comunicación multimedia.
Este espacio también incluirá una sala de conferencias en la que se llevarán a cabo presentaciones de nuevos barcos, cursos sobre técnicas de navegación y mucho más. Un espacio interactivo en el que los asistentes también podrán participar, no sólo escuchar, independientemente de la lengua hablada, tanto por el ponente como por el público. Sí, porque, desde hace tiempo, el metaverso cuenta con un sistema nativo de traducción simultánea automática, con nada menos que 14 idiomas.
En la práctica, en el metaverso cada uno habla la lengua que quiere y cada uno escucha en su propia lengua.
¿Es esto ciencia ficción? No, sólo es progreso que avanza, pero si no lo crees, siempre puedes intentar parar las olas del mar con tus manos…