Una escena capturada por las cámaras de a bordo revela la hasta ahora misteriosa causa del naufragio Kito de Pavant en el último Vendée Globe. Pero vamos por orden. El velista francés se enfrenta al sur del Océano Índico desde principios de diciembre del 2016. Ha pasado un mes desde el inicio de la vuelta al mundo en solitario sin escalas y sin asistencia, y la flota de competidores comienza a descomponerse en el camino. Kito está navegando a 17 nudos, cuando su Imoca 60 Bastide Otio golpea algo con violencia. Sin saber lo que es, se le da la responsabilidad a un Objet Flottant Non Identifié –objeto flotante no identificato- abreviado Ofni, la versión marina de lo que los franceses llaman Ovni, objeto volador no identificado, que el resto del mundo llama: UFO.
El choque violento entre Imoca 60 y el Ofni sucediò a 120 millas al norte de Crozet Island. Como resultado inmediato fue la destrucción de la quilla y parte del casco que la rodea. Bastide Otio no está solo en condiciones de navegar sino tambièn de mantenerse a flote. Así, después de lanzar la llamada de socorro por radio, el velista francés se vio obligado a abandonar el barco.
En las circunstancias de un desafortunado golpe de suerte sonríe al marinero. El Marion Dufresne 2, el mercante que suministra las tierras australes y antárticas de los territorios de ultramar francesas, se encuentra a navegar en esas aguas. Capta la llamada de De Pavant y después de haver hecho ruta hacia el sitio del naufragio rescata el velista. «Tuve suerte en mi desgracia,» dice de Pavant: «El Marion Dufresne 2 estaba en zona y esto sucede sólo cuatro veces al año.»
El incidente se produjo el 6 de diciembre, pero hasta finales de febrero, no hay una respuesta al misterioso objeto que ha hecho hundir el Imoca de Kito. El punto de inflexión se produjo cuando se encontraron los videos tomados por las cámaras a bordo y guardados en el hard disk de la embarcación, lo que finalmente da la oportunidad de entender lo que sucedió en esos momentos.
El video, mostrado por primera vez en público hace unos días, revela el impacto violento desde dos perspectivas: interna y desde la bañera. Y sólo esta segunda gravaciòn muestra el marinero que se asoma unos segundos después de la colisión para mirar a popa lo que puede haber golpeado el casco, pero no lo logra, por una cuestión de segundos, para ver el responsable: un cachalote, un cachalot, para los franceses que se inmerge en la estela de la embarcación hasta desaparecer (probablemente muy maltratado después de haber sido golpeado por 10 toneladas de barco navegando a nueve metros por segundo). «Gracias a la magia de la tecnología» dijo Kito de Pavant: «Estoy contento de saber lo que ha sucedido, incluso aunque si esto no cambia mucho las cosas en la desafortunada historia que he vivido».
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