Navegar en el Ocèano. Un riesgo o una maravilla?

Hace unos días hemos dejado la isla de San Miguel y estamos navegando en el océano, en ruta hacia Gibraltar. En este momento estamos a 37 ° 42’N 18 ° 40’W, y carecemos de 645 millas al cierre.

Por ahora, las condiciones son ideales: empezamos con viento del Suroeste, y con una buena bolina amplia recorrimos 170 millas en las primeras 24 horas. Entre ayer por la noche y hoy el viento se ha girado más al sur, soplando a unos quince nudos y dejanos proceder al traverso sin pensarlo mucho, enviados al Mediterráneo. Lo cual, teniendo en cuenta que en esta zona del Atlántico las cartas indican 15 ° de declinación, que significa que tenemos un curso de 110 ° para proceder casi a este.

Para aquellos que no están familiarizados, la declinación magnética es la diferencia angular entre el norte verdadero y el norte magnético, y varía dependiendo de donde usted navega y en el tiempo. En el Mediterráneo la declinación es de sólo unos pocos grados, y no tiene gran influencia en la localización de las rutas, pero en el océano llega a 15/18 grados (por lo que he visto, tal vez en algunas zonas aún más!). Y hay que hacer bien las cuentas si no queremos encontrarnos en otra parte … entonces hay que mantener un ojo en las informaciones del tiempo, para no correr el riesgo de encontrarse con sorpresas, y también para mantener una ruta que nos permitirá responder mejor a las condiciones que vamos a enfrentar. Nosotros, por ejemplo, estamos bastante altos, porque esperamos que el viento gire hacia el oeste y luego hacia el norte cuando entramos en una zona de alta presión, y queremos tener el espacio para bajar.

Por lo que navegar por el océano no es una broma. Usted debe que saber exactamente lo que hace. Es evidente que, cuando se es comandante se tiene todo el tiempo para disfrutar de las maravillas de una navegación que para muchos es el sueño de toda una vida. Días y días sin ver tierra, sólo el sonido del viento y las olas, los delfines persiguiendo el barco alegrando la tarde, el increíble espectáculo de la luna que ilumina la ruta. Navegar en el océano es también mucho más, en realidad, pero es difícil de describir … es una experiencia íntima, profunda contacto con pensamientos y miedos que a menudo en la tierra firme no tenemos el valor de confesar. Pero allì nadie te escucha, nadie que nos judica, cada cosa es maravillosamente real.

Photo by Zeybel Casanova