Dicen que las comparaciones son siempre desagradables, pero a menudo son la única manera de facilitar la comprensión de nuestros pensamientos.
A pesar de saber perfectamente que no todos los médicos son «iguales», la mayoria elige quién està calificado para sanarnos y no quien dice ser capaz de hacerlo. Y ahora me explico.
Si hablamos, como es mi tarea, de barcos, sobre todo en esta temporada, en la que se efectuan la mayor parte de las ventas y las compras para la próxima temporada, a menudo sucede de encontrarnos con intermediarios de todo tipo, a veces incluso llamados brokers, que se activarán para ofrecerle la mejor oferta en su carrera náutica.
Advertencia: los peores de todos estos «agentes» del mar son aquellos que no suelen practicar la mediación, pero se proponen como los dispuestos a ayudar, insistiendo, a cada paso que «no ganan nada» y que «lo hacen sólo para amistad … «.
No excluyo que puedan haber algunos casos aislados de buena fe incuestionable, sin duda existiràn, pero, créanme, en la mayoría de los casos, si no es de ustedes, al menos esperan de la otra parte, o ya han acordado, que algo al bolsillo les llegarà.
Apenas por encima de estos intrigantes ocasionales existe otra categoría, que se compone sobre todo por trabajadores en el sector nàutico: mecánicos, electricistas de a bordo, pintores, trabajadores de mantenimiento de todo tipo que sugieren, orientan y asesoran en todo el comprador, reiterando incluso, que no esperan ninguna compensación. Infames, porque por lo general el acuerdo ya se concluyó con las famosas palabras del proveedor: «A mi me basta solo esto…si logras venderlo en más es todo tuyo.»
En la escala de mérito se sube y se llega a los llamados «brokers», una categoría de operadores que han tomado en préstamo un término anglosajón para identificar sus actividades de agentes, aunque muy a menudo, bajo la ley italiana, no lo son , ya que operan como «agentes», es decir, actuan en nombre y por cuenta de quienes les dieron el trabajo, sobre todo, vender o comprar un barco. Estos, aunque controvertidos en la nauraleza del encargo recivido, al menos actuan a la luz del sol: tienen una oficina, muestran un cartel y obviamente, pagan todos los impuestos.
En la parte superior de la pirámide están los «corredores marítimos», es decir, los profesionales acreditados en la Cámara de Comercio Regional, y después de pasar un examen algo complicado, se enfrentan a la mediación de los intereses de ambas partes y tienen derecho a reclamar la remuneración sea del vendedor y sea de quien compra al precio final, que, en plena transparencia, acuerdan entre ellos.
Entonces, ¿cual es la moraleja? No crean nunca a quién los asiste de forma gratuita si no eres un pariente dentro del tercer grado o al menos el amigo de confianza a quien dejarías las llaves del coche, el hogar y en compañía de tu esposa durante toda la tarde.
De lo contrario, haga todo por sí mismo o pagen una comisión honesta a aquellos que son profesionales capaces de mediar en un acuerdo. Si la ventaja está en un solo lado se llama: estafa, robo, apañar, etcétera.
Buen viento.