El sistema de propulsión? Dos grandes aletas, que se mueven como «colas de ballena». Los concept-boat a menudo son el reino de la pura fantasía, van mucho más allá de la imaginación – y lo razonable – y eso es lo que al parecer también se aplica a Seataci. Es fruto de la creatividad del diseñador canadiense Charles Bombardier (nieto de Joseph-Armand Bombardier, creador de la compañía bastante conocida por los marineros de todo el mundo, ya que también es propietaria de la marca Evinrude), y es un grande, lujoso y ecológico resort.
Parece que la idea vino al joven Bombardier durante una de sus sesiones de buceo en Bora Bora, y no es casualidad,que la parte inferior de Seataci es de hecho transparente, con el fin de mirar muy de cerca en el fondo del mar. Otra particularidad del proyecto es que cuenta con un calado muy reducido, justamente para ser capaz de llevar a los turistas ricos de crucero entre las islas y atolones, que serpentean entre los arrecifes. ¿Cómo es posible? Gracias al innovador sistema de propulsión.
A los lados del gran cuerpo central, donde se encuentran las cabinas, áreas comunes y puesto de pilotaje, hay dos cápsulas que albergarán los motores y con las partes extremas planas, que se mueven como dos grandes aletas aseguran, en la idea de los diseñadores , no sólo el empuje, pero también una gran estabilidad lateral. Una propulsión también muy discreta: silenciosa y ecológica.
Con el fin de aprovechar al máximo la vista ofrecida por las grandes ventanas que aparecen en la parte inferior, el Seateci es también semi sumergible: llenando los tanques especiales la gran nave resort puede aumentar su parte sumergida, y obviamente toda la «vista al mar». El frente del puente superior está diseñado en su totalidad para disfrutar de actividades al aire libre: hay dos piscinas gigantes, y una ilimitada beach-area con gran cantidad de palmeras. No está demás, pero sobra decirlo, cuenta con espacio dedicado a aterrizar el helicóptero.
Seataci será también un simple concept, un producto de la imaginación, pero ya tiene un precio: para realizarlo Charles Bombardier ha puesto en cuenta un cargo de $ 100 millones. Originalmente se pensó como medio de crucero o para navegar, pero su creador no excluye su uso también como un medio para la investigación científica.
