Sus creadores se llaman Isaac Penny y Christopher Sam Soon y lo han estado trabajando durante cuatro años, antes de lanzar en Gloucester en Massachusetts, que tuvo lugar el 1 de junio. La idea era hacer el primer medio autònomo y a propulciòn solar para una travesìa del Océano Atlántico.
El Sea Voyager es de cuatro metros de largo y está equipado con 240 vatios de paneles solares capaces de producir 7 kWh por día en verano y tres de invierno. Casi toda la potencia se utiliza para la propulsión, el resto para gestionar la electrónica. El tiempo previsto para la travesía, contando con esta cantidad de energía, es de unos cuatro meses, con una velocidad de alrededor de 2 nudos. El barco fue diseñado y construido con el sistema modular con el fin de garantizar, en caso de fallo de un elemento, la intervención de un módulo gemelo»de respeto».
El peso no es poco, 250 kg, pero se debe a la construcción robusta de aluminio que asegura una buena capacidad de recuperación, y la necesidad de crear una cierta inercia que garantiza una mayor estabilidad de la ruta en el océano. En su interior dispone de dos compartimentos estancos que aseguran que sea inafondable. Originalmente, el proyecto consistió en la construcción de una canoa neumática, pero estas mismas consideraciones hicieron girar hacia el aluminio.
Si se quiere tener siempre bajo control la posizione del Sea Voyager, conectado al sistema de satélite Iridium , basta sólo echar un vistazo al mapa actualizado en tiempo real. Por ahora navega con regularidad hacia el este en el mismo paralelo de Gloucester , y ha llegado a la altura de la longitud de Halifax, Nueva Escocia. Como objetivo, llegar a las costas de Portugal a finales de septiembre.